jueves, 22 de octubre de 2009

La “inteligencia innata” y el espinazo


La “inteligencia innata” y el espinazo
2009-10-22

La “inteligencia innata” y el espinazo

Escrutinio
Juan José Morales

Ya en otra ocasión hemos escrito en esta columna sobre la quiropráctica, de la cual se dice que puede curar una gran diversidad de enfermedades y padecimientos mediante la manipulación de la columna vertebral. Pero retomaremos el tema porque en estos días el ayuntamiento de Cancún está promoviendo tratamientos con dicho método.
La quiropráctica fue inventada en 1895 por un norteamericano llamado David Daniel Palmer a quien muchos de sus seguidores se refieren como “doctor” pero en realidad era tendero y vendedor de pescado en el pueblecillo de Davenport en el estado de Iowa. En sus ratos libres la hacía de curandero mediante el “magnetismo animal”, entonces de moda. Un buen día, al atender a un sordo, observó que tenía una pequeña protuberancia en la espina dorsal. Como nada sabía de anatomía, supuso que la sordera se debía a que aquella prominencia afectaba algún nervio —ignoraba que los nervios de la audición van directamente del oído al cerebro sin pasar por la columna vertebral—, y para curarlo le aplicó lo que vulgarmente llamaríamos “una tronada de huesos”. El individuo recuperó la audición y Palmer inventó la quiropráctica.

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